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The simple life in Myanmar.

Kalaw was only the beginning of an awe-inspiring three-day journey through the hill tribes of Shan state to get to Inle Lake.

There are moments during my travels where I feel like not even a thousand words are enough to express, describe or show something that must also be felt. There are certain things in life that require every single one of your sense in order to fully experience them, in order to fully appreciate them.

I can show you the face of the most beautiful woman I've ever photographed. I can show you how her wrinkles decorated her brown skin, folding and unfolding stories without end. I can show you how her eyes represent windows of life but I can't show you how her face lit up with pride while looking at her own photo, how her laughter expressed so much satisfaction because we both knew it was the exact capture she'd hoped for. 

 
I can share the sounds of rain drops falling over our tin roofs. I can show you how the people rushed home to seek shelter from it but I can't describe the wonderful smell of the ever so natural earth that I was standing on. I can't make you feel the coldness of it on my skin. I can't make anyone understand the gratification that came over me when after hours of walking through the mud, it finally stopped and I found myself in the most beautiful of places.


I can talk about the amazing fields that I've walked through, tell you about the men and women that wake up before dawn every single morning to tend to their crops. I can tell you about the quality of life and how sad and inspired I felt all at once because for the first time in my life the feeling of going backwards in time made more sense than going forward. I can talk about how I witnessed some the most beautifully framed bodies hard at work, under the scorching heat, heard the laughter of young children climbing bamboo trees, woken up to the smell of garlic that was stored in heaps right under my steps, tasted the goodness of the gooseberries that I picked on our walk. I can talk about a lot of things but I cannot make anyone live it.

   
In order to fully understand, fully engage, fully experience anything, one must LIVE it. You need to see, hear, smell, taste and touch life all at once.


Myanmar may not have the perfect history or present but it definitely has something pure. I implore any and everyone to dive into life, to travel consciously, to open up your hearts to nature because maybe that's what we all need, to take a step back in order to move forward, to get back to the simple life.

 

 

 

La vida simple en Myanmar

Kalaw fue sólo el comienzo de un viaje de tres días impresionantes a través de las tribus de las montañas del Estado Shan para llegar a Inle Lake.
Hay momentos durante mis viajes que me siento como ni siquiera mil palabras son suficientes para expresar, describir o mostrar algo que también debe ser sentido. Hay ciertas cosas en la vida que requieren usar cada uno de su sentidos para aprovechar en su totalidad de ellos, para apreciarlas plenamente .
Le puedo mostrar el rostro de la mujer más bella que he fotografiado. Yo te puedo mostrar cómo sus arrugas decoran su piel morena, doblando y desplegando historias sin fin. Yo te puedo mostrar cómo sus ojos representan ventanas de la vida, pero yo no les puedo mostrar cómo su cara se iluminó de orgullo mientras miraba a su propia foto, como su risa expresaba tanta satisfacción porque las dos sabíamos que habia capturado la exacta imagen que esperaba.
Puedo compartir los sonidos de las gotas de lluvia que caen sobre nuestros techos de aluminio. Yo te puedo mostrar cómo las personas se apresuraron a casa a buscar el abrigo de ella, pero no puedo describir el maravilloso olor de la tierra siempre tan natural en cual yo estaba de pie en. No puedo hacerte sentir la frialdad de ella en mi piel. No puedo hacer que alguien entienda la gratificación que se apoderó de mí cuando después de horas de caminar por el barro, finalmente se detuvo y me encontré en el más hermoso de los lugares.
Puedo hablar de los campos increíbles que he caminado a través, le informará sobre los hombres y mujeres que se despiertan antes del amanecer cada mañana para atender a sus cultivos. Les puedo decir acerca de la calidad de vida y lo triste y inspirada que me senti a la vez, porque por primera vez en mi vida la sensación de ir hacia atrás en el tiempo tuvo más sentido de ir hacia adelante. Yo puedo hablar de cómo fui testigo de algunos de los cuerpos más bellamente enmarcado duro en el trabajo, bajo el calor abrasador, oí la risa de los niños pequeños que suben los árboles de bambú, desperte con el olor a ajo que se almacena en montones justo bajo mis pasos, he probado la bondad de las grosellas que recogí en nuestro paseo. Puedo hablar de muchas cosas, pero no puedo hacer que cualquiera se lo viva.
Para poder entender plenamente, participar plenamente, en su totalidad cualquier cosa, hay que vivirla. se necesita ver, oír, oler, gustar y tocar la vida de una sola vez .
Myanmar tendra la historia perfecta o presente pero sin duda tiene algo puro. Imploro a todos y cada uno de sumergirse en la vida, viajar conscientemente, para abrir sus corazones a la naturaleza porque tal vez eso es lo que todos necesitamos, dar un paso atrás para poder avanzar, para volver a la vida simple.

Jocelyn Ortiz